Libro primero
Teoría del bien y de la felicidad
Diversidad y subordinación de los fines que nuestra actividad se propone. – Importancia del fin y del bien supremos. – Superioridad de la ciencia política, única que nos los puede dar a conocer; grado de exactitud que se puede exigir de esta ciencia. – La juventud es edad poco a propósito para el estudio de la política, 3
Diversidad de opiniones sobre la naturaleza de la felicidad; estudio de las más célebres e importantes. – Diferencia de métodos según que se parte de los principios o se sube hasta los mismos. – Cada cual juzga en general de la felicidad por lo que es su vida; al vulgo le basta ir en pos de los placeres; el amor a la gloria es el patrimonio de las naturalezas superiores, así como el amor a la virtud. – Insuficiencia de la virtud para producir por sí sola la felicidad; desprecio de la riqueza, 6
Crítica del sistema de las ideas de Platón. Objeciones diversas; el bien no es uno, puesto que se da en todas las categorías, y que hay muchas ciencias del bien; el bien en sí y el bien se confunden. – Los pitagóricos y Espeusipo. – Distinción de los bienes que son bienes por sí mismos, y de los que sólo lo son a causa le otra cosa; dificultades de esta distinción. – El medio más seguro de conocer el bien es estudiarle en los bienes particulares que el hombre posee y utiliza, 10
Capítulo IV. El bien en cada género de cosas es el fin en vista del cual se hace todo lo demás.
La felicidad es el fin último de todos los actos del hombre; es independiente y perfecta. – La felicidad no se comprende bien sino mediante el conocimiento de la obra propia del hombre. Esta obra es la actividad del alma dirigida por la virtud, 13
Capítulo V. Imperfección inevitable de esta indagación de la felicidad.
El tiempo completará estas teorías; no debe exigirse en todas las cosas una precisión igual. – Importancia de los principios, 17
Capítulo VI. Justificación de la definición de la felicidad dada más arriba.
Para darse bien cuenta de esta definición, es preciso combinarla con los atributos diversos que vulgarmente se dan a la felicidad. – División de los bienes en tres especies: bienes del cuerpo, bienes del alma y bienes exteriores. – La felicidad implica necesariamente la actividad. – La actividad regida por la virtud es la más alta condición de la felicidad del hombre. Sin embargo de esto, los bienes exteriores completan también la felicidad y parecen accesorios indispensables, 18
Capítulo VII. La felicidad no es un efecto del azar; es a la vez un don de los dioses y el resultado de nuestros esfuerzos.
Dignidad de la felicidad comprendida de esta manera. Esta teoría concuerda perfectamente con el fin que se propone la política. – Entre todos los seres animados, sólo el hombre puede ser dichoso, porque es el único capaz de virtud. – No puede decirse que un hombre es dichoso mientras vive y está expuesto a los azares de la fortuna. – ¿Se sienten los bienes y los males después de la muerte?, 21
No hay necesidad de esperar la muerte de un hombre para decir que es dichoso; la virtud es la que constituye la verdadera felicidad; y no hay nada más seguro en la vida humana que la virtud. – Distinción entre los acontecimientos de nuestra vida, según que son más o menos importantes. – Las pruebas fortifican y apoyan la virtud; el hombre de bien nunca se muestra abatido; serenidad del sabio y constancia de su carácter. – Necesidad de los bienes exteriores hasta cierto punto, 24
Capítulo IX. Influjo del destino de nuestros hijos y de nuestros amigos sobre nosotros.
Es también probable que después de nuestra muerte nos interesemos aún por ellos. Naturaleza de las impresiones que se pueden experimentar después que ha abandonado uno la vida; estas impresiones deben ser muy poco vivas, 27
Capítulo X. La felicidad no merece nuestras alabanzas: merecería más bien nuestro respeto.
Naturaleza relativa y subordinada de las cosas que pueden ser alabadas; no hay alabanzas posibles para las cosas perfectas; sólo cabe admirarlas; teoría ingeniosa de Eudoxio sobre el placer. – La felicidad merece tanto más nuestro respeto, cuanto que es el principio y la causa de los bienes que deseamos al esforzarnos por conseguirla, 28
Capítulo XI. Para darse cuenta de la felicidad es preciso estudiar la virtud que la produce.
La virtud es el objeto principal del hombre de Estado. Para gobernar bien los hombres, es preciso haber estudiado el alma humana. Límites en que debe encerrarse este estudio. – Cita de las teorías que el autor ha expuesto sobre el alma en sus obras exotéricas: dos partes principales en el alma, una irracional, otra dotada de razón. distinción en la irracional de una parte animal y vegetativa, y de otra que sin poseer la razón, puede por lo menos obedecer a esta. – división de las virtudes en intelectuales y morales, 29
Libro segundo
Teoría de la virtud
Capítulo primero. De la distinción de las virtudes en intelectuales y morales. La virtud y el hábito.
La naturaleza sólo nos da disposiciones; nosotros las convertimos en cualidades precisas y determinadas mediante el empleo que hacemos de las mismas. Haciendo esto aprendemos a obrar bien. – Importancia soberana del hábito; es preciso contraer buenos hábitos desde la más tierna infancia, 33
Capítulo II. Un tratado de moral no debe ser una pura teoría, sino ante todo un tratado práctico.
Debe de ser esto cualquiera que sea por otra parte la indecisión inevitable en los pormenores en que debe entrarse. Necesidad de la moderación; todo exceso en más o en menos destruye la virtud y la prudencia, 35
Capítulo III. Inmenso influjo del placer y de la pena en el destino humano y en la virtud.
Para juzgar bien de las cualidades que se poseen, es preciso atender a los sentimientos de placer y de pena que se experimentan después de haber obrado; el hombre de bien se complace en obrar bien; el malo, en obrar mal. – Máxima de Platón. – Inmenso influjo del placer y de la pena sobre el destino humano y sobre la virtud; el uso bueno o malo del placer o de la pena distingue profundamente a los hombres entre sí. – La moral y la política deben ocuparse sobre todo de los placeres y de las penas; también será esto objeto del presente tratado, 37
Capítulo IV. Explicación del principio, según el que se hace uno virtuoso ejecutando actos de virtud.
Diferencia entre la virtud y las artes ordinarias. Tres condiciones se requieren para que un acto sea verdaderamente virtuoso: saber, voluntad, y constancia. La primera condición es la menos importante. – Extraña manera que tienen los más de los hombres de entender la filosofía y la virtud; creen que bastan para esto vanas palabras, 40
Hay tres elementos principales en el alma: las pasiones, las facultades y los hábitos. Definición de las pasiones y de las facultades. – Las virtudes y los vicios no son pasiones; tampoco son facultades; son hábitos, 41
Es en toda cosa la cualidad que completa y perfecciona esta misma cosa: virtud del ojo, virtud del caballo. – Definición del medio en matemáticas. El medio moral es más difícil de encontrar; el medio varía individualmente para cada uno de nosotros. – Exceso o defecto en los sentimientos y actos del hombre. – La virtud depende de nuestra voluntad; es en general un medio entre dos vicios. El uno peca por exceso, el otro por defecto. – Excepciones, 43
Capítulo VII. Aplicación de las generalidades que preceden a los casos particulares.
El valor, medio entre la temeridad y la cobardía. – La templanza, medio entre la corrupción y la insensibilidad. – La liberalidad, medio entre la prodigalidad y la avaricia. – La magnificencia. – La grandeza de alma, medio entre la insolencia y la bajeza. – La ambición, medio entre dos excesos que no han recibido nombre especial. – Numerosos vacíos que hay en las lenguas para expresar todos estos diversos matices. – La veracidad, medio entre la fanfarronería y disimulo. – La gracia, medio entre la bufonería y la rusticidad. – La amistad, medio entre la adulación y la aspereza. – La modestia, la imparcialidad, la envidia, la malevolencia, 46
Capítulo VIII. Oposición de los vicios extremos entre sí y con la virtud que ocupa el medio.
Oposición del medio a los dos extremos. Los extremos están más distantes uno de otro que lo están del medio que los separa. – En ciertos casos, uno de los extremos se aproxima más al medio. La temeridad está más cerca del valor que la cobardía; por lo contrario, la insensibilidad está más cerca de la templanza que la relajación. Dos causas de estas diferencias: una procedente de las cosas y otra de nosotros, 51
Capítulo IX. Dificultad de ser virtuoso, y consejos prácticos para serlo.
Deben estudiarse las tendencias naturales que sienta cada cual en sí e inclinarse al extremo contrario; medio de reconocer aquellas; necesidad de resistir al placer. – Insuficiencia de los consejos por precisos que sean; es necesario ejercitarse constantemente en la práctica, 52
Libro tercero
Continuación de la teoría de la virtud. Del valor y de la templanza
Definición de lo voluntario y de lo involuntario. – Dos especies de cosas involuntarias, según que se hacen por fuerza o por ignorancia. – Primera especie de cosas involuntarias. Diversos ejemplos de casos de fuerza mayor; acciones mixtas; son siempre en parte voluntarias. – La muerte es preferible a ciertos actos: el Alcmeon de Eurípides. – Definición general de lo voluntario y de lo involuntario. El placer y el bien no ejercen sobre nosotros un imperio irresistible. Con frecuencia es más justo culparse a sí propio que no a las causas exteriores, 55
Capítulo II. Continuación del mismo asunto: segunda especie de cosas involuntarias.
Las cosas involuntarias por ignorancia; dos condiciones; deben ir seguidas por el dolor y el arrepentimiento. – Es preciso distinguir entre obrar por ignorancia y obrar sin saber lo que se hace. – Ejemplos diversos. – Definición del acto voluntario; las acciones inspiradas por la pasión y el deseo no son involuntarias, 58
No se la puede confundir, ni con el deseo, ni con la pasión, ni con la voluntad, ni con el pensamiento; relaciones y diferencias de la intención con todas estas cosas. – La preferencia moral puede confundirse con la deliberación que precede a nuestras resoluciones, 61
La deliberación sólo puede recaer sobre cosas que están en nuestro poder; no hay deliberación posible respecto de las cosas eternas, ni en las ciencias exactas; sólo hay deliberación en las cosas oscuras y dudosas. – La deliberación recae sobre los medios que se deben emplear y no sobre el fin que se desea. Sólo afecta a las cosas que creemos posibles. Descripción del objeto de la deliberación. La preferencia viene después de la deliberación; ejemplo tomado de Homero. – Última definición de la preferencia moral, 63
Capítulo V. El objeto verdadero de la voluntad es el bien.
Explicación de esta teoría; dificultades de los sistemas según los que el hombre aspira al verdadero bien o sólo aspira al bien aparente. – Ventaja del hombre virtuoso; sólo el sabe encontrar la verdad en todos los casos, 67
Refutación de una teoría contraria; el ejemplo de los legisladores y las penas que consignan en sus códigos prueban claramente que creen que las acciones de los hombres son voluntarias. – Respuesta a algunas objeciones contra la teoría de la libertad. Nosotros disponemos de nuestros hábitos; y a nosotros toca regirlos para evitar que nos arrastren al mal. – El deseo del bien no es efecto de una disposición puramente natural: resulta del hábito, que nos prepara a ver las cosas bajo cierto aspecto. – Resumen de todas las teorías anteriores; indicación de las que van a exponerse, 68
Es un medio entre el miedo y la temeridad. – Lo que se teme en general son los males. distinción de los males; hay unos que se deben temer y otros que es preciso saber despreciar; sólo deben temerse los males que proceden de nosotros. – El verdadero valor es el que se muestra en los mayores peligros y enfrente de los males más temibles; el mayor peligro es el peligro de la muerte en los combates. Belleza de una muerte gloriosa, 73
Diferencias según los individuos; reglas generales que impone la razón; definición del verdadero valor. – Excesos y defectos relativos al valor; los celtas; el hombre temerario; el fanfarrón; el cobarde. – Relaciones del valor con la temeridad y con la cobardía. – El suicidio no es una prueba de valor. – Resumen, 74
Hay cinco principales: – 1ª El valor cívico; los héroes de Homero; soldados que obedecían por temor a sus jefes: – 2ª El valor de la experiencia; ventajas de los soldados aguerridos; los soldados son muchas veces menos bravos que los simples ciudadanos; batalla de Hermaeum: – 3ª El valor de la cólera; efectos de la cólera; si a la par se puede reflexionar, se convierte en verdadero valor: – 4ª El valor que procede de la confianza que se tiene en el buen éxito; intrepidez y sangre fría en los peligros imprevistos: – 5ª El valor de la ignorancia, desaparece delante del verdadero peligro, 77
El valor es siempre muy penoso, y por esta causa merece tanta estimación. – Los atletas. – La virtud en general exige sacrificios y dolorosos esfuerzos. – Fin de la teoría del valor, 81
Sólo se aplica a los placeres del cuerpo y no a todos. – No puede haber intemperancia en los placeres de la vista y del oído; sólo la hay indirectamente en los placeres del olor. – La intemperancia afecta más particularmente al sentido del gusto, y en general al del tacto; ejemplo de Filoxenes de Erix. – Carácter degradante y brutal de la intemperancia; no goza, ni aun mediante el tacto, más que en ciertas partes del cuerpo, 82
Deseos naturales y generales; deseos particulares y facticios. Se peca raras veces en punto a deseos naturales; se peca las más a causa de las pasiones particulares, entregándose a ellas en condiciones poco convenientes. – La templanza en los dolores es más difícil de definir que la templanza en los placeres. – La insensibilidad respecto a los placeres es muy rara y no es propia del hombre. – Retrato del hombre verdaderamente templado, 84
La intemperancia parece que es más voluntaria, porque no es otra cosa que el resultado del placer que el hombre busca naturalmente. – Intemperancia y desorden de los niños; es preciso que el hombre someta sus deseos a la razón, como el niño debe someterse a las órdenes de su preceptor. – Fin de la teoría de la templanza, 87
Font: http://www.alcoberro.info/planes/nicomaco.htm